El Sudeste Asiático se compone de países tan turísticos como Tailandia o Indonesia y otros que pasan desapercibidos y muchas veces quedan fuera del itinerario de los viajeros, como es el caso de Laos o Myanmar.
De hecho, yo no pensaba ir a Laos cuando planeé mi viaje al Sudeste en 2016. Pensaba volar de Filipinas a Vietnam, bajar por tierra hasta Camboya y terminar en Tailandia. Por suerte, circunstancias varias hicieron que sólo 8 días después de aterrizar en Hanoi tomase un bus de 24h desde Sapa hasta Luang Prabang. Si bien no llegué a esa ciudad y terminé quedándome a medio camino, en Nong Khiaw, mi punto de partida para mi recorrido de tres semanas por Laos, uno de los países más hermosos que he tenido la suerte de recorrer.
Este país, conocido en la antigüedad por ser la tierra del millón de elefantes y cuya vida gira en torno a los ríos, es conocido por sus abundantes montañas, selva tropical, los asentamientos tribales, sus maravillas naturales, los templos budistas y la arquitectura colonial francesa.
A continuación encontrarás mis 10 razones para viajar a Laos
10. La gente
Sí, se que es algo muy mítico, especialmente cuando hablamos de la gente del sudeste asiático. Pero si tenemos en cuenta que apenas han pasado cuatro décadas del final de la guerra de Vietnam y el nivel de desarrollo que tienen, la población de Laos demuestra su resiliencia con su actitud positiva y sonrisa eterna. Su filosofía de vida Budista es palpable en su forma de ser con los extranjeros: gente amable, sencilla, sonriente, generosa.
Un ejemplo de ello lo vivimos en nuestra primera noche en Laos, cuando caminando por las calles sin pavimentar de Nong Khiaw vimos luz y escuchamos música en una de las casas junto al camino. Nos acercamos y vimos que estaban de celebración. Uno de ellos nos contó que celebraban la visita de un familiar que vive en la capital y con gestos y un inglés muy básico nos invitaron a tomarnos una cerveza con ellos. Estábamos agotados tras 20 horas de bus y 5 de barco, pero nos quedamos un rato, brindando, riendo y bailando.
Desde los dueños de las pequeñas casas de huéspedes y los restaurantes locales, a los monjes budistas que iluminan las calles con sus túnicas naranjas, la gente con la que cruzamos nuestro camino en Laos nos hizo sentir bienvenidos y sacarnos una sonrisa a cualquier hora del día.
9. El río Mekong
Este caudaloso río de casi cinco mil km de longitud nace en Tibet y desemboca en Vietnam, actuando como frontera natural en varios tramos de países como China, Birmania, Laos, Tailandia y Camboya.
El recorrido por este río es especialmente impresionante en Laos, donde fluye rodeado de jungla, montañas y se difumina en llanuras como la zona de las cuatro mil islas. Al espectáculo de ver la vida de la gente local y búfalos de agua a orillas del río, se une la posibilidad de ver delfines rosados.
8. Las montañas de Nong Khiaw
Este pequeño pueblo del noreste del país esta rodeado de montañas, arrozales y cuevas. La vista desde el mirador es de las más espectaculares de Laos. Merece la pena hacer una parada de un par de días para disfrutar de la sencillez de la vida rural y perderse por los alrededores del pueblo.
7. La arquitecura colonial de Luang Prabang
Luang Prabang es posiblemente la ciudad más bella del Sudeste Asiático. Este oasis de paz situado en las confluencias del río Mekong y Nam Khan se caracteriza por sus templos budistas y edificios coloniales de la época en que el país fue parte de la Indochina Francesa (1893-1946). Exiten varias panaderias y pastelerías francesas donde puedes conseguir las baguettes más auténticas del continente.
6. El budismo
Casi el 70% de la población de Laos es budista y esta filosofía de vida tiene mucho peso en su vida diaria. Es frecuente ver monjes caminando por las calles, pidiendo ofrendas al amanecer y los turistas tienen permitido visitar los templos incluso durante la oración.
5. Vang Vieng
Un pueblo hecho a medida para los mochileros. Ofrece fiestas cada día, el circuito de tubing por el río Nam Song y restaurantes al aire libre donde ver friends en bucle. Un lugar para pasarlo bien y disfrutar de la naturaleza del entorno: cuevas, lagunas y montañas rodeadas de jungla tropical.
4. El mercado nocturno de Luang Prabang
El mercado nocturno de Luang Prabang ofrece deliciosa comida callejera y puestos de frutas tropicales donde cenar por muy poco dinero. Si a esto le sumas la gran cantidad de puestos ambulantes de artesanía, ropa y otros productos de bazar, te costará marcharte del lugar con las manos vacías.
3. Los paseos en moto
Con poco más de 7 millones de habitantes, Laos es un país muy poco poblado comparado con sus vecinos asiáticos, lo que le convierte en un buen lugar para hacer excursiones en moto sin aglomeraciones ni tráfico caótico. Eso sí, con cuidado por el estado de las carreteras y caminos sin asfaltar.
2. La cascadas Kuang Si
Esta cascada de 50 metros de caída y tres niveles es una maravilla natural de aguas turquesas que rivaliza en belleza con Semuc Champey en Guatemala o la cascada de Kawasan en Filipinas. Se encuentra a pocos kilómetros de Luang Prabang y aparte de bañarte en las piscinas naturales que se forman puedes subir al mirador o visitar la cueva de Pak Ou.
1. Los templos de Luang Prabang
Luang Prabang es el corazón histórico del país y destaca por sus cincuenta templos budistas que, junto con la arquitectura colonial francesa, le han convertido en patrimonio de la humanidad de la UNESCO.
En mi opinión, son los templos budistas más bonitos y auténticos del subcontinente, siendo mis favoritos Wat Xieng Thong (S.XVI), por sus mosaicos de cristales; Wat Mai (S.XIX) por tallados de madera y láminas de oro; y Wat Visoun (S.XVI) con su estupa esférica.
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